Erase una vez una avellana que estaba triste porque no tenía amigos. Un día iba caminando por el bosque cuando se encontró con dos nueces que se llamaban Cala y Midad.
-¿Por qué lloras?- le preguntaron
-Porque no tengo amigas ¿Queréis ser mis amigas?
-¡Huy, claro! - respondieron Cala y Midad- Es que nosotras somos nuevas en este bosque porque acabamos de llegar junto al otoño.
Las tres iban caminando por el bosque y se encontraron con una almendra.
Como el otoño ya había llegado al bosque, el suelo estaba lleno de hojas secas y al pisarlas salía una bonita melodía otoñal. Las cuatro iban caminando por el bosque , se encontraron con una nuez y se hicieron todas amigas.
FIN
Juan Borragán y Patricia, 1º